Cuando
interactúo con gente hasta ahora desconocida para mí en situaciones casuales
como con vendedores, en el transporte público etc, espero la acción de una
persona para determinar el cómo yo voy a actuar. Por ejemplo, hace poco en el
trasporte público ya no había asientos y los policías hacen rondas continuas
para asegurar que ninguno se siente en el piso. Yo estaba cansada y quería
hacerlo pero no veía que nadie más lo hiciera entonces yo no me atrevía. Los
que estábamos ahí en ese pasillo éramos gente joven y nos miramos con cara de
complicidad. No recuerdo si alguien lo hizo primero o cómo estuvo, pero al ver
que otros estaban a punto de sentarse yo también lo hice. No es la primera vez
que me pasa una situación parecida en la que espero que el comportamiento de
alguien más, dicte lo que es “adecuado” o “bien visto”.
Me perdono a
mí misma por haberme permitido y aceptado a mí misma considerar el modo de
actuar de alguien más como parámetro para yo realizar acciones posteriores
desconsiderando que mis principios y modo de dirección no requieren un “status
ante alguien más” sino simplemente dirección para lo que sea mejor para todos.
Me perdono a
mí misma por haberme permitido y aceptado a mí misma querer impedir sentir pena
o vergüenza y para evitarlo esperar ver primero un comportamiento común de lo
que es “bien visto” en un grupo de personas nuevo para seguirlo y estar dentro
de los estándares como si hubiera niveles, como si uno pudiera ser superior o
inferior y así separándome de mí misma y de los principios de igualdad y
cambio.
Cuando me
vea a mí misma esperar a ver cómo actúa otra gente para imitarla o dudar de
cómo me debo comportar separándome de mis principios de dirección, de igualdad
y de cambio, me detengo y me estabilizo en lo físico con el respiro.
Me comprometo conmigo
misma a parar el miedo de sentir vergüenza o pena y tener presente que tal cosa
es sólo un mecanismo de la mente que me impide dirigirme hacia lo que es mejor para
todos.
Me comprometo conmigo
misma a ser siempre una sola persona en y como la vida; honesta y
‘transparente’ sin tratar de encajar o crearme personalidades.
Me comprometo conmigo
misma a no esperar a ver el comportamiento de otra gente para imitarlo y cumplir
con los estándares aprobados, sino dirigirme a hacer lo que sea mejor para
todos en honestidad y responsabilidad, coincida o no con lo que es “bien visto”
por la mayoría (si es que no atenta contra mi integridad física).
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