A veces no
quiero contar cosas sobre mí a personas con las que convivo por supersticiones
de que si lo digo, ya no se hará realidad (viviendo en paranoia como si lo que
está en la mente fuera real) o por vergüenza de que se sepan por cuestiones
mentales que yo me he ido creando a lo largo de mi vida y que entonces no me
permitirían caber dentro de las personalidades que me he impuesto para mí misma
basada en todo lo que he pasado.
Me perdono a
mí misma por haberme permitido y aceptado ser celosa de mi “intimidad” por las
creencias de que si lo cuento ya no se va a cumplir lo que quiero o por
vergüenza que me lleva también a no encajar o no ser aceptada dentro de mis
personalidades que me construí.
Cuando me
vea a mí misma esconderme algo a mí o a las demás personas, me detengo y me
estabilizo en lo físico con el respiro.
Me doy
cuenta que ser ‘transparente’, honesta, no
tener personalidades y ser una sola persona siempre en y como expresión de la
vida misma es la única opción para dirigirme hacia lo que sea mejor para todos
y que el guardar/esconder algo que defino como íntimo por superstición, miedo o
vergüenza es separación que alimenta al sistema consciente de la mente y que no
me permite esa dirección y responsabilidad de mí misma.
Me comprometo a no
aferrarme a algo como íntimo y por el contrario perdonarlo, corregir cada caso
cuando ésta emoción se presente.
Me comprometo a parar
la emoción de miedo, intimidad, vergüenza y/o superstición que sólo está en la
mente y no corresponde a la realidad, es decir, a lo físico.
Me comprometa a ser
honesta (conmigo y con los demás) y ser responsable.
Me comprometo a ser
sólo una persona para todos (incluyéndome a mí misma) en unidad con la vida
entera; sin personalidades, sin miedos, sin vergüenza, sin esconderme para
dirigirme hacia lo que sea mejor para todos y no en la mente que crea caos en
todas sus formas.
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