miércoles, 16 de abril de 2014

FOBIA A LOS RATONES (PARTE 1) – DÍA 16.




Hace algún tiempo leía algunos blogs cuando pasó a una distancia muy cerca de mis pies algo rápido moviéndose hacia bajo de la mesa del comedor, que estaba muy cerca de mí también. Lo vi de tono oscuro por lo que deseé que fuera una lagartija en vez de una rata, que son animales a los que les tengo fobia. De cualquier manera, para prevenir mi miedo subí los pies a la silla, cuando de pronto, vi salir del otro lado un pequeño ratón moviéndose rápidamente hacia la cocina.

Como mencioné, leía blogs de Desteni, por lo que estaba concentrada en el presente y proponiéndome nuevas formas de dirección en base a lo que leía, pero en cuanto el ratón pasó por debajo de mí y lo vi tan pequeño y moviéndose tan rápido, el control de mí misma se perdió por completo. Era noche y comencé a gritar a mi familia para que me ayudara a sacarlo o a no tener contacto alguno con el roedor, ellos ya estaban durmiendo y se asustaron por mis gritos, hasta que se dieron cuenta que era un ratón y la única que se quiso quedar a “ayudarme” fue mi abuelita.

La reacción fue mucho más exagerada porque sucedió algo… al haber estado concentrada en algo demasiado importante para mí y pasar tan “vil-MENTE” a perder el control de mí misma, me hizo sentir impotencia con toques de vergüenza que cuando me pasé sobre la mesa más elevada de donde había salido el ratón (que ya estaba en la cocina), se me salieron algunas lágrimas por esa emoción y mi corazón latía bastante fuerte.

Hay una memoria específica que cada que veo a algún ratón hago el vínculo con ella. A mí no me daban miedo los ratones cuando era niña, pero a mi mamá y a mí tía sí… ellas tienen fobia. La memoria es de cuando un día se había metido también un ratón a mi casa, no recuerdo exacto la reacción de mi mamá o si ella estaba ahí, creo que subió las escaleras. Lo que sí recuerdo bastante bien es la reacción de mi tía que salió de la casa hacia donde yo estaba gritando y con bastante miedo. El ratón se acercó a mi tennis que permanecía cerca de la entrada, pues a mí me solía gustar permanecer descalza. Yo me acercaba un poco y le preguntaba cómo es que un ratón le podía dar miedo, le decía que yo no sentía nada y le hacía un poco de burla. La “ayuda” (que casi siempre es matar al ratón sin tener consideración de la vida) tardó en llegar, entonces mi interacción de ver al ratón no me pareció rápida, sino que tuve tiempo de contemplarlo un poco. No recuerdo más, pero tardé muchos años en ver a otro roedor. Fue una rata que estaba en mi patio y mi susto fue tan grande que la que exageró más esa vez fui yo. Mi misma tía también estaba ahí con mi prima pequeña y yo ya era adolescente. Me subí hasta el toldo del carro porque la rata además de grandísima, saltaba bastante alto, lo que me hacía tenerle pánico.

Cuando veo a un roedor ahora vuelvo a esa imagen del ratón en mi zapato y me envidio en ese tiempo que no sentía miedo y me pregunto qué pasó.

Continuaré en el siguiente post.

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